El banco de jardín de Schinkel, fabricado originalmente en la fundición real de hierro (de propiedad estatal) de Berlín, era un producto de una industria que se desarrollaba rápidamente gracias a la máquina de vapor, un primer artículo fabricado en serie a partir de unas pocas piezas y sin limitación de número: su función era contribuir a la relajación en los jardines y parques, descanso del que las personas que fabricaban el banco sólo podían disfrutar inicialmente en contadas ocasiones, si es que lo hacían. Desde el punto de vista formal, las piezas laterales, con sus segmentos curvos conectados en el centro, remiten a un mueble diseñado casi un siglo más tarde, cuya reedición puede encontrarse ahora en muchos salones y apartamentos: la silla diseñada por Ludwig Mies van der Rohe en 1928 para el Pabellón Alemán de la Exposición Universal de Barcelona.
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