Descontextualizar: éste es el mantra de Piero Gilardi. Recrear la atmósfera bucólica de un río de montaña o de los acantilados del océano en el interior del espacio doméstico: éste era su objetivo: vaciar el peso de un objeto, pero dejar que su imagen -más bien su reproducción artificial- mantenga la poesía y la sencillez evocadora de la que estos objetos cobran vida para el usuario.
Y así nace la serie Sassi. Sedilsasso, la roca más grande -para ser utilizada como silla- viene acompañada de otros dos guijarros de menores proporciones, que van juntos para recrear a todos los efectos un conjunto contemplativo natural.
Fue el primer proyecto de Gufram que jugó con la yuxtaposición de los conceptos ligero, pesado y natural, artificial
Sassi, artificialmente natural, es un oxímoron, una visión del diseño que derriba y subvierte los parámetros probados de la percepción táctil y visual. La misma piel, el mismo volumen, los mismos tonos, la misma rugosidad, la misma capa exterior de piedras naturales, pero una sustancia y un peso diferentes, que los convierten en cantos rodados inocuos; liberados de la gravedad y de la luz, cobran una nueva vida.
En el diseño escénico del espacio vital se convierten en un sistema de asientos blandos, un engaño inocente capaz de crear un cortocircuito entre el uso y el fin, entre la realidad y la ficción. El propio significado del producto se multiplica y refuerza exponencialmente por adición y acumulación.
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