En la antigua religión griega, Selene representaba la luna llena, el círculo perfecto que, con sus fases, condiciona la vida. De la unión de círculos y semicírculos nace la familia de mesas Selene, una búsqueda formal y expresiva para salir de la ordinariez de este objeto. Gracias a la intersección de las distintas formas geométricas, se crean combinaciones de acabados y materiales que confieren al objeto una vibración totalmente personal, acercándolo más a la escultura que a la mesa común. El círculo se ha utilizado también para delinear la forma de la base que, huyendo de la obviedad de las cuatro patas, está realizada con dos elementos angulares, que también se enriquecen con la decoración que caracteriza el tablero, dando así cuerpo a un objeto único. Una mesa de signo fuerte que puede desempeñar diversas funciones, desde la mesa de comedor hasta el escritorio de dirección.
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