La calidad de su concepción recuerda a uno de los grandes nombres del diseño de interiores. Con el banco Vancouver, Aréa lleva aún más lejos los límites del acero. Fabricado en una sola pieza, la curvatura de sus pies que se prolongan hasta el reposabrazos es fruto de un saber hacer único. Al mirarlo o sentarse en él, el nivel de terminación de su forma produce la sensación de un sofá de exterior.
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