Sencillo, acogedor y sin florituras, aporta a la ciudad la emoción y la luz de nuestros recuerdos escolares e ilustra el trabajo realizado por Aréa sobre la adecuación del mobiliario urbano al individuo. Estético y asequible, encarna el diseño democrático y responde a las necesidades de los habitantes de la ciudad en un espacio público cada vez más denso.
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