Se inspira en la estética y la ergonomía de la silla de niño de primaria de nuestro imaginario colectivo: sencilla, acogedora y sin florituras. Revisando este mueble básico, el banco de madera Antibes ofrece una versión muy compacta de 1,3 m que suprime el límite interior/exterior e ilustra el trabajo de Aréa sobre la adaptación del mobiliario urbano al individuo.
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