Una escuela con cincuenta años de antigüedad no fue demolida, sino que se sometió a una reforma y ampliación conforme a las últimas corrientes pedagógicas y haciendo un uso modélico de los recursos naturales. Al edificio existente se le añadió una altura construida de CLT. Las plantas antiguas se reestructuraron y el aprovechamiento del interior se optimizó radicalmente. En el 2012 este proyecto obtuvo el Premio nacional austriaco de arquitectura y sostenibilidad.