He aquí una de las pocas concesiones que Lola Glamour hace con la simetría. Una pieza en equilibrio que parece titubear sobre sus propios anclajes. Nos evoca la imagen de una frágil y delicada bailarina sobre sus puntas, con el atronador refuerzo de una orquesta en un callado auditorio, atónito y conmovido ante la sutileza de sus movimientos.