Con la mesa Wave intentamos reproducir el irreductible movimiento del agua. Siempre al compás de melodías danzarinas, en un baile callado de faldas al vuelo y suaves giros engalanados. Y no es cuestión de anquilosamiento social, sino de nostalgia por un mundo en blanco y negro, idealizado por el influjo cinematográfico que se impone a la necesaria realidad.