Gestos sencillos. Un pliegue y luego otro más. Imprescindibles son las mesitas que gracias al juego contrastado de superficies y grosores nos muestran cuánta delicadeza puede haber en un objeto cuyas formas asombran por su esencialidad.
Formas obtenidas a partir de metal que, de manera sobria, encierra en sí un volumen rico, pero nunca descarado o banal. La base de mármol consigue crear de hecho ese contraste típico de una joya, de un anillo en el que está engastada una piedra preciosa. Perfecto como es.
---