Sin embargo, en la actualidad, el valor del lino aumenta día a día gracias a su favorable estructura y a las nuevas opciones de color. El lino que utilizamos en el tejido de los colchones ayuda a mantener fresco el entorno de descanso en condiciones climáticas calurosas.
El lino, que se asemeja a la seda por su ligereza y durabilidad, ha estado presente en nuestras vidas desde el siglo IV a.C.. Algunas sociedades han considerado esta fibra natural, que se produce a partir de los tallos de la planta del lino, como "la única tela que puede entrar en los templos", mientras que algunos poetas establecieron una analogía y la llamaron "aire tejido" por su excepcional finura. Especialmente en el antiguo Egipto, el lino se utilizaba tanto en la ropa de los faraones como en el proceso de momificación. El uso del lino aumentó ampliamente cuando la gente se dio cuenta de su poder y utilidad para curar heridas.
En el siglo XVIII se inventaron los telares, en los que se tejía el lino. El lino de textura fina se guardaba en los armarios de castillos, monasterios y granjas.
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