Armonía no es un nombre escogido al azar. Armonía es la conveniente proporción y correspondencia de unas cosas con otras.
Porque el conjunto de formas, tonos, combinaciones, matices y los elementos decorativos que conforman la colección Armonía, han sido ordenados para transmitir una serenidad equilibrada aliñada con una pincelada de equilibrismo.
Los motivos circulares superpuestos que acentúan la originalidad de la colección, escenifican los estallidos de los fuegos artificiales en su momento de máximo esplendor. Pero como los tonos son suaves, ponderados, asimétricos, multiformes, amistosos, nunca acaban de estallar, permaneciendo suspendidos en el ambiente del baño.
Flores para la eternidad. Flores que resurgen transformadas, acomodadas a los tiempos. Flores clásicas polinizadas con un diseño actualizado. Ordenadamente abigarradas, fragmentadas, siempre vaporosas o revulsivas y volumétricas. Flores de baño que bañan los sentidos.
El clasicismo curvo de lo oriental, el colorido vívido de lo exótico, la delicadeza de lo suavemente ondulado. Dos figuras de geishas que revisten de una sensualidad contenida la cotidianidad de un baño. Una pincelada de costumbrismo japonés que propicia la evasión a otras épocas donde el tiempo no se asociaba con la prisa.
El objetivo que persigue el diseño de Armonía es amenizar sin llegar a cansar, corresponder a la vista de una forma proporcionada, inundar los sentidos sin llegar a desbordarlos.
Armonía no es pues un nombre escogido al azar.