Quebec es una de esas regiones naturales de la Tierra donde los árboles son los máximos dirigentes del paisaje.
Quebec, como colección cerámica, no sólo contribuye a la conservación de esos árboles sino que obtiene un resultado más impactante que si el pavimento proviniera de ellos, de su tala.
El verismo de Quebec viene dado por su gran formato, 20 x 114, y por su elaboración en porcelánico rectificado. El resultado es uno de esos suelos que están pidiendo urgentemente ser pisados.
La colección se estructura en las variantes de nogal, natural y haya. Y además, Quebec, ofrece una serie de elementos dinamizadores decorativos que contrastan con el veteado suave de sus piezas base.
¿El resultado?
Suelos pluscuamperfectos, suelos divertidos, suelos invariables, suelos resistentes a cualquier trato, suelos amables, suelos incluso mullidos, suelos que, con colecciones como Quebec, han dejado de ser patrimonio de la imaginación para convertirse en una prueba de lo facilitador que puede llegar a ser el progreso y la aplicación de las nuevas tecnologías, cuando se emplean con criterios de racionalidad estética, funcional y vanguardista.
Tecnologías que minimizan la huella ecológica de su producción, ya que el ratio de productividad de la arcilla es muy superior al de la madera natural y el impacto originado sobre el medio natural muy inferior.
Podríamos decir de Quebec que es uno de esos suelos clásicos de ayer que parecen de mañana.