Oregón, como colección cerámica, no sólo contribuye a la conservación de esos árboles sino que obtiene un resultado más impactante que si el pavimento proviniera de ellos, de su tala.
El verismo de Oregón viene dado por su gran formato, 20 x 114, y por su elaboración en porcelánico rectificado. El resultado es uno de esos suelos que están pidiendo urgentemente ser pisados.
La colección se estructura en las variantes haya, gris, nogal, roble y wengue, colores que contrastan armonicamente con el veteado suave de sus piezas.
¿El resultado?
Un material divertido, invariable, resistentes a cualquier trato, un material que invita a colocarse tanto en el suelo como en la pared para poder disfrutar en todo momento de la calidez de la madera, con colecciones como la Oregon, se disfruta de lo facilitador que puede llegar a ser el progreso y la aplicación de las nuevas tecnologías, cuando se emplean con criterios de racionalidad estética, funcional y vanguardista.
Tecnologías que minimizan la huella ecológica de su producción.
Podríamos decir de Oregón que es uno de esos materiales de siempre que parecen de mañana.