Con la forma de esta lámpara colgante de porcelana, que se hizo famosa como Porcelight P11, el diseñador danés Erik Magnussen dio un golpe de efecto óptico en 1982. La visión de la lámpara tranquiliza -ya sin luz-, y más aún cuando la luz a través de la pantalla de porcelana translúcida ilumina la habitación.
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