Al igual que el prestigioso dulce símbolo de la cocina partenopea, que se dejó crecer durante mucho tiempo en un molde de cono alargado, Baba toma forma soplada por el maestro vidriero en un juego de jaulas perfectas para escanear los volúmenes completos del vidrio. La flor metálica, terminal de la jaula en la sección inferior, es el relleno perfecto.