La Colilla es una lámpara que acompaña. Se trata de un tubo translúcido de dos metros que protege una serie de bombillitas de neón en su interior. Su longevidad y su bajísimo consumo eléctrico estimulan a dejarla encendida todo el día. Esta lámpara fue el primer producto editado por Santa & Cole, en 1985.
Hay presencias que se afirman con la llegada de la noche: las estrellas del cielo, las luciérnagas del campo o las brasas del hogar se
manifiestan cuando el sol declina. Así esta lámpara pensada como luz de compañía, propia para la música, la conversación o el amor.
Allí donde anochece cabe La Colilla.
Está constituida por un tubo traslúcido de dos metros, suavemente matizado, que apantalla una serie de bombillitas de neón en su
interior. Tiene un consumo total irrelevante (menos de 1 watt) y una larguísima vida útil, al punto que se entrega sin interruptor para que
se deje siempre encendida. Suspendida por un hilo fino y resistente produce la ilusión de estar flotando en el espacio. Y múltiples son
sus usos en dormitorios o salones, como piloto permanente en pasillos, escaleras o porches, e incluso como amable custodia de los
sueños infantiles.
Diseñada por Carles Riart en 1976, siendo azarosamente producida y distribuida por Gabriel Ordeig Cole desde Comercial Estelar, su
empresa inicial, La Colilla fue el primer producto editado por Santa & Cole en 1985.