Se fabrican armadas y pretensadas, en función de las luces y cargas requeridas. Las clasificaremos en tres grupos: vigas rectangulares, vigas en forma de L y vigas en forma de T invertida, con anchuras disponibles desde 30 a 80 centímetros y cantos que oscilan de 25 a 100 centímetros, permitiendo con esta gran variedad, una rentabilidad mayor del espacio disponible sin pérdidas innecesarias de alturas.
En función del cálculo requerido, pueden ser consideradas como autoportantes o semirresistentes, para colaborar con la capa de compresión de los forjados. Habitualmente se calculan como vigas isostáticas, no obstante también existe la posibilidad de realizarse de forma hiperestática.