El Travertino Clásico Romano es el Travertino Italiano por definición, caracterizado por un fondo beige claro con ligeras vetas de color cálido. El Travertino Romano se ha utilizado desde la antigüedad para la construcción de obras como el Coliseo y la Basílica de San Pedro, que atestiguan su capacidad de resistencia a lo largo del tiempo.
Su elevada porosidad resalta la singularidad de la piedra natural. El Travertino Romano Clásico puede realzarse con distintos tipos de acabados, como pulido, alisado, cepillado, abujardado y muchos otros.
El travertino puede utilizarse en cualquier espacio al que se desee dar un toque de elegancia, encanto y refinamiento. Se puede pensar en él como material de construcción para balaustradas, bases para chimeneas o para otros elementos decorativos de viviendas, tanto interiores como exteriores. Debido a su porosidad, no es adecuado para su uso en ambientes como baños y cocinas.
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