El cepillado es un proceso especial que confiere a la superficie afectada un aspecto rústico pero fino, caracterizado por un efecto de piel de naranja semibrillante capaz de resaltar las vetas, acentuando los colores característicos del propio mármol.
El tratamiento de los suelos se realiza mediante el uso de cepillos abrasivos que dañan más el material en sus zonas más tiernas, produciendo superficies irregulares pero semibrillantes.
Este proceso es apreciado y adecuado para interiores y exteriores, sin ninguna contraindicación particular, genera una superficie agradable al tacto, tanto que también se le llama "efecto seda".
---