Una arquitectura con un sabor distintivo que puede perdurar en el tiempo, llevando a quienes la experimentan a un viaje interminable.
Así nació la búsqueda de la boiserie dórica, una búsqueda de un rasgo distintivo que pudiera apreciarse a lo largo del tiempo. Sencillez, sobriedad y refinamiento. Pero con carácter.
Este signo continúa su evolución encarnando nuevos esquemas compositivos capaces de vestir diferentes tipos de arquitectura. La línea se adelgaza, se detiene en nuevos equilibrios dejando espacios suaves que desfatigan la vista.
Esta decoración puede utilizarse sola, o en combinación con bandas superiores y/o inferiores que, colocadas a distinto nivel, acentúan su peculiaridad.
Incluso Dorian L no es "sólo" una boiserie: sus posibilidades de uso son muchas y puede "vestir" diferentes necesidades relacionadas con el diseño arquitectónico.
Un ejemplo es la posibilidad de ocultar un televisor mediante mecanismos motorizados, o de incluir elementos que, en perfecto equilibrio con la tendencia del espacio, encajen en sus geometrías creando un refinado y equilibrado juego de volúmenes.
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