Con sus líneas puras y geométricas que forman parte de la verticalidad, Hélène es muy aérea sobre sus pies esbeltos que dejan pasar la luz.
Pero si Hélène presenta un exterior liso y racional, es sólo para acogerle mejor con sus grandes cojines de plumas, flexibles y mullidos, de los que se ha desterrado el menor saliente, el menor ángulo.
Evocando el arte ancestral del Origami japonés -que magnifica el arte manual del plegado-, los extremos de los cojines se han doblado suavemente. Una tira de cuero, anudada y cosida a mano, sujeta delicadamente el pliegue.
Hélène le invita a relajarse, a tomar el sol. Está dispuesta a reconfortarle.
Ligereza, liviandad y comodidad; Hélène puede ostentar estas cualidades por el origen de su nombre. Éste procede del griego antiguo Helios, sol, que se convirtió en Helenê, calor del sol. Una promesa de bienestar.
Es inspirándose en la herencia de la marca como los equipos de desarrollo han diseñado Hélène, bajo la dirección creativa de Guillaume Hinfray. Un enfoque que persigue uno de los compromisos de Duvivier Canapés: innovar respetando la tradición.
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