Suavemente, junto a la placa radiante, se instala el otoño con sus guisos a fuego lento. Aromas entremezclados, vapores perfumados se encierran en las cacerolas e inundan la estancia. La verdadera cocina se apodera de nuevo de su tradición.
Para cerrar los ojos: Dados tiernos de ternera y buey acompañados de zanahorias, nabo y calabacín.