Un salón barroco de gran fascinación y elegancia, en el que los detalles dorados se suceden en sillones y tronos, el gran puf cuadrado, la mesita con lámpara tallada, el espejo ricamente trabajado y la imponente chimenea. Prestemos atención a este último elemento del salón barroco: la hermosa chimenea de mármol se enriquece con un espejo que confiere más luminosidad a la estancia, oculta por completo una barra, para poder recibir a los anfitriones con todo lo necesario a mano y la clase que conviene a un salón barroco. Los detalles tallados y dorados de esta chimenea recuerdan fielmente a los que embellecen el resto del mobiliario del salón barroco: basta con fijarse en las ricas hojas, los rizos y los motivos florales que se encuentran en la superficie del mármol. Dan carácter y majestuosidad a este salón barroco, el relleno embellecido; por otra parte el mismo papel se da a las tallas y el dorado, los trabajos capitonné, y los materiales preciosos utilizados en combinación de hoja de acabado de oro.
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