En la creación del "Disco de Fidia", el artista funde magistralmente la exquisita belleza del mármol de Carrara finamente trabajado con el fascinante encanto del cristal de Murano. Esta escultura redonda es un testimonio artístico de la fusión de dos materiales excepcionales, entrelazados a la perfección para formar una obra maestra cautivadora.
En el centro de la composición se encuentra un círculo simbólico, meticulosamente elaborado a partir de cientos de refinadas varillas de cristal de Murano. La paleta de colores elegida, que incluye tonos de rojo intenso, amatista oscuro y amatista claro, confiere a la obra una sensación de riqueza y profundidad. Este círculo central es una profunda representación del estado primordial: una esencia uniforme, indiferenciada y etérea.
El círculo, con su ausencia de esquinas, simboliza un estado de perfecta homogeneidad, desprovisto de divisiones o distinciones: una encarnación de la pureza y la armonía. Trasciende el ámbito físico para representar las dimensiones intelectual y espiritual, invitando al espectador a contemplar la profunda unidad de la existencia.
Desde el círculo central irradian rayos concéntricos que forman un fascinante patrón que encarna el concepto del tiempo. El tiempo, tal como se representa aquí, es una sucesión continua e invariable de instantes, cada uno idéntico al siguiente. Esta representación cíclica alude al ritmo intemporal de la vida, un viaje perpetuo de renovación y continuidad.
Como complemento de esta extraordinaria pieza, el "Disco de Fidia" se apoya elegantemente en un soporte de metal especialmente elaborado. Este soporte, minuciosamente pintado a la perfección, sirve de sofisticada base para la escultura, realzando su presencia y su impacto visual.
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