Esta es la segunda reinterpretación de la L25, una primera edición limitada a 20 piezas cada una: en amarillo pastel, verde pastel y rosa pastel. Rietveld y sus contemporáneos del movimiento De Stijl eran muy atrevidos en su uso del color en aquella época. La nueva edición recoge esta valentía. Y hace una declaración ligera, elegante, casi flotante, como contrapunto deliberado al lenguaje de diseño estricto y construido de la luminaria.
Con la lámpara de sobremesa de casi 40 centímetros de altura, que Rietveld diseñó en 1925, transformó lo horizontal y lo vertical en un objeto pequeño y cautivador cuya construcción de filigrana se funde en una sola unidad gracias a los nuevos colores. La pintura es compleja: la lámpara tiene que pintarse unas cinco veces para conseguir su efecto cromático. Esto es lo que crea el aspecto suave que la hace parecer más escultural y menos técnica. Para Tecta fue todo un reto trasladar el diseño a la tecnología LED contemporánea. Hoy, el resultado es una luminaria tan sofisticada técnicamente como si se hubiera diseñado para fuentes de luz modernas desde el principio.
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