Las persianas exteriores se convierten en una especie de "segunda piel" para la fachada: son controladas por sensores de luz que bajan la persiana que cubre toda la pared de vidrio. Esto evita que las radiaciones solares calienten el vidrio y las habitaciones interiores. Los tejidos microperforados permiten que la fachada "respire", y la vista exterior no se desperdicia.
Esta elección se ha convertido en una característica distintiva para muchos arquitectos, como Renzo Piano. Las persianas pueden tener cassette o carter que pueden convertirse en cursos de cuerda, o pueden ser puestas en la arquitectura, para así desaparecer una vez que la persiana se enrolle.
El aluminio es otro material muy popular para la protección solar. Las láminas de protección solar - o los fragmentos de láminas - protegen las ventanas de muchos edificios, especialmente de hospitales y escuelas. Aquí, dan sombra y se oscurecen. Las láminas de 88 milímetros tienen una junta que hace que el cierre entre las láminas sea hermético a la luz. Las persianas pueden ser controladas manualmente desde el interior, o pueden ser motorizadas individualmente o en parejas. Los sistemas de láminas direccionales permiten tener la iluminación interna adecuada sin bloquear la vista exterior.
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