Color y estro.
Arlecchino reinterpreta la clásica figura cilíndrica en una clave lúdica y contemporánea sostenida por los colores vivos del vidrio coloreado internamente, propuesto en los tonos de rosa y verde oliva.
Los filamentos romboidales de la jaula dan volumen a las paredes, desencadenando una danza armoniosa.