Son juegos de muñecas: el maquillaje, el peinado, el perfume, para que, cuando uno es adulto, le resulte agradable volver a pensar que es un niño y disfrutar reviviendo esas emociones con una conciencia diferente. De este modo, las muñecas se convierten en un escenario en el que representar un personaje distinto cada día, según el humor y el placer de cada uno.
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