Imagina que estás parado frente a un glaciar en algún lugar de la Patagonia.
La vista es impresionante, absolutamente abrumadora. Y aún así no hay nada más gloriosamente simple, puro, mínimo, que el hielo. Es blanco, con sólo leves matices, siempre brillante.
También lo es la serie Ice. La belleza épica de un iceberg. Con la ventaja de que no se derrite. Durará todo el tiempo que quieras.
---