El agua no tiene dirección, tiene una gracia luminosa. Corre a través de todos los colores posibles, toma clases transparentes del fondo transparente. Como una concha marina, hija de la roca y del mar blanquecino, el agua regresa suave, pronto la visión volverá. Y pronto los fragmentos de la forma más apreciada, temblando, se reunirá. Y de nuevo, la piscina se convierte en un espejo...