Pica recupera una noble tradición, la de los antiguos muros de ladrillo visto, donde los ladrillos denuncian admirablemente el tiempo transcurrido, redondeando las aristas y difuminando los tonos vivos de los colores.
Un proceso especial e inimitable confiere a esta línea, en una armonía de tonos abigarrados e imperfecciones seductoras, el encanto de los ladrillos usados y recuperados, para adherirse a la imagen final de una mampostería tradicional y antigua.
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