“En el medio de los años 80 visité los ústrias de Molas Sueden de Ind del fabricante de la primavera en São Paulo. Una fábrica potente de primaveras de acero dobladas frías limitadas también a la locomotora en cuanto a mecanismos delicados del motor. Allí vi 25 bobinas de acero anchas del cm tan finas como una hoja de papel. Pensé inmediatamente en la idea de un cuerpo humano estirado hacia fuera en esta hoja flexible fina como considerar sobre la tierra (Henry Moore!?).
Para alcanzar la anchura que me necesité puso juntas dos hojas mientras que dejaba un espacio vacío y longitudinal entre éstos para lanzar la columna espinal y permitir que el cuerpo se relaje en los músculos. Este espacio también me permitió fijar un pequeño amortiguador cilíndrico para el cuello.
Las barras transversales, que ligan las dos hojas de acero, fueron distribuidas estratégico por todo la longitud del asiento para permitir tres diversas inclinaciones.
No hice ninguna investigación particular para alcanzarla. Esta idea nació de la continuación del concepto de la butaca de Paulistano. Una idea centrada en las propiedades de acero de la flexibilidad.”
Paulo Mendes da Rocha - diciembre de 2009
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