Basado en la silla de campaña británica.
A finales de los años 80, Nienkamper recibió el encargo de fabricar una silla similar para el Príncipe Carlos, pero ésta debía ser plegable, lo que permitía que la silla cupiera en el maletero de su coche. Cuando el Príncipe llegaba a los partidos de polo, simplemente sacaba la silla y la desplegaba. Había nacido la silla de polo.
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