Impulsada por la necesidad de iluminar los rostros reflejados en el espejo de un mueble diseñado para la famosa cristalería francesa Boussois, Charlotte Perriand creó en 1965 la versión mural de la Lampe de Bureau. En el interior del difusor, el blanco preserva el color natural de la luz, mientras que en el exterior, los acabados del vidrio moldeado translúcido aparecen puros y brillantes.
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