Dover es una tranquila y bonita ciudad inglesa donde, si das un paseo por los acantilados de tiza blanca por los que es famosa, puedes escuchar el relajante y monótono murmullo de las olas bañándose contra la roca. Esta es la atmósfera evocada por el singular panel Moko del mismo nombre. Refrescante a la vista, permanece tranquila en el fondo, satisfecha con su propia apariencia tranquilizadora y pura. Al igual que los acantilados de Dover, no quiere ser el protagonista, sólo está allí con las finas ondulaciones del mar en su superficie, lo que hace que el espacio a su alrededor sea más bello y especial.
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