Las plantas medicinales conviven con nosotros desde tiempos inmemoriales.
Preparadas en infusión o decocción, son una fuente de salud.
La infusión consiste en añadir la planta al agua en ebullición, retirar y dejar reposar unos minutos con el recipiente tapado.
La decocción consiste en añadir la planta y dejar hervir a fuego lento durante unos minutos, retirar y dejar reposar con el recipiente tapado.
Como norma general, las flores son muy delicadas y se preparan en infusión. Las raíces necesitan decocción para poder extraer todas sus propiedades.