Un refinado juego de equilibrios distingue a la silla de comedor Virgin, gracias al talento creativo de Mauro Lipparini. Disponible en dos versiones, con o sin reposabrazos, el modelo se apoya en un llamativo encanto arquitectónico. El soporte trasero se convierte en un pilar que descansa en el suelo, tapizado y revestido, en contraste con las esbeltas patas metálicas frontales. El tono contemporáneo sugiere las suaves líneas de los años cincuenta.
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