Como ocurre con muchas palabras, CHIARO tiene varias definiciones: claro, brillante y directo.
Las sillas son sencillas por naturaleza: las proporciones de un asiento y un respaldo sugieren un lugar para sentarse, e independientemente de su lenguaje formal, la mayoría de las veces sabemos qué hacer con ellas.
Más allá de su función física, los muebles tienen la poderosa capacidad de transformar el ambiente. Resulta fascinante que, a pesar de los avances tecnológicos, nuestra necesidad fundamental de sillas parezca perdurar, mientras que la apariencia de muchas de ellas no. Una serie de variables misteriosas deciden qué diseños tienen éxito a largo plazo.
A juzgar por la historia, se podría suponer que, para perdurar, una silla debe ser conmovedora desde el punto de vista cultural, innovadora desde el punto de vista tecnológico o ergonómico, o capaz de resolver eficazmente una necesidad concreta. La sofisticada tecnología de fabricación y la artesanía confieren a Mattiazzi la rara habilidad de moldear la madera en casi cualquier forma.
Aunque estaba muy tentado de explorar esos límites, CHIARO no es una silla radical. Este diseño coquetea con las nociones de un arquetipo para crear lo que parece ser un diseño ordinario que es a la vez visual y físicamente cómodo en muchos entornos diferentes.
Fresno o roble de origen europeo y corte legal de la madera.
Opción de asiento tapizado no desenfundable.
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