La luz es un símbolo de la vida y de la alegría - ella, desde siempre, ha servido de inspiración al pintor, al poeta y al pensador. También en nuestra vida cotidiana juega un papel importante, influye en el estado de ánimo y en el clima del espacio. La iluminación en la cocina, que -a la vez- es un espacio de trabajo y parte de la vivienda, debe ser clara y agradable, debe invitar a habitar en ella pero, sobre todo, debe reflejar en lo posible los colores de los comestibles y de los muebles con naturalidad y, gracias a ello, avivar el apetito.