En Wimbledon, según una venerable tradición, se sigue jugando sobre hierba natural. Mientras tanto, la mayoría de los clubes y estadios de tenis han renunciado a alternativas como la arcilla, el acrílico o el asfalto poroso: han optado por el césped artificial. Y con razón, porque el césped artificial da ese toque extra a la pista: el relleno de arena garantiza el mejor rebote de la pelota, giros seguros y sprints seguros.
Perfil de fibra único para una mayor resistencia, fuerza y comodidad de juego
Puede soportar un uso intensivo y condiciones climáticas extremas
No absorbe agua y conserva la porosidad
Disponible en diferentes alturas y densidades de pelo
Esfuerzos y deslizamientos seguros gracias al máximo agarre
Posibilidad de varios hilos, colores y rellenos (arena/arcilla)
Calidad certificada por federaciones deportivas internacionales como la ITF
Solución con arena
ESTABILIDAD Y VERSATILIDAD
El riego no es imprescindible en esta superficie, pero se puede aplicar algo de agua para influir en el rodamiento, la velocidad y las características de deslizamiento de la pelota
Las partículas de agua (a través de la irrigación o la lluvia) se almacenan en la intersección de los 1 millones de hilos ds/m² reduciendo la necesidad de riego a 1/3 de las superficies fibriladas
El consumo de agua, muy reducido, es una importante ventaja para el medio ambiente
Solución basada en el agua
CALIDAD DE PRIMERA ELECCIÓN PARA EL AMBICIOSO JUGADOR DE HOCKEY
El riego no es imprescindible en esta superficie, pero se puede aplicar algo de agua para influir en las características de rodamiento, velocidad y deslizamiento de la pelota
El consumo de agua, muy reducido, es una importante ventaja para el medio ambiente
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