Cada alfombra Jan Kath puede diseñarse individualmente en cuanto a tamaño, formato y materiales. Incluso las colecciones pueden combinarse entre sí mediante una especie de sistema modular.
La alfombra se convierte en arte, el arte se convierte en alfombra. En TOKIO, Jan Kath traslada a la alfombra imágenes del artista fotográfico Stefan Emmelmann. Millones de píxeles de plantillas digitales se añaden nudo a nudo en seda y lana. El resultado es un inmenso despliegue de colores en el que el espectador puede discernir escenas callejeras nocturnas de Japón.
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