Recuerdos lejanos de mis visitas al invernadero del castillo familiar. Todavía están esos magníficos enrejados de madera agrisados por el tiempo y esas columnas talladas en la misma madera. Un poco de polvo y algunas ventanas rotas no me hacen olvidar el olor a azahar que aún se puede imaginar, mirando este magnífico fondo de pantalla panorámico.
---