Durante años, los tejidos para el hogar sólo podían ser mates y debían tener un aspecto natural. Los amantes de los interiores clásicos y elegantes a veces tenían dificultades para encontrar telas finas y elegantes. Tras una larga abstinencia, el brillo y el glamour vuelven a estar permitidos en nuestros salones. El brillo ya no es sólo un acento sutil, sino que se convierte en una declaración audaz. Durante el día, con la iluminación natural, el efecto de brillo retrocede discretamente hacia el fondo, pero por la noche, cuando la iluminación viene de frente, la luz hace que los tejidos brillen con nobleza.
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