Las juntas de contracción, también conocidas como juntas de control, son esenciales para evitar el agrietamiento de las baldosas al permitir el movimiento controlado de las losas de hormigón a medida que se expanden y contraen. Estas juntas se colocan estratégicamente para gestionar la contracción y los cambios de temperatura, garantizando la integridad estructural y la longevidad de las superficies alicatadas.
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