El color y la estructura del retículo cristalino de las tres variantes presentes en el catálogo son el resultado de una rigurosa selección de los modelos naturales, reproducidos gracias a las más avanzadas tecnologías decorativas.
El gigantismo con el que Emilceramica opta por reinterpretar el cuarzo alcanza los efectos literalmente escenográficos del ágata, en tres variantes cromáticas. Sobre el claroscuro exasperado, atravesado por delicadas emersiones de color ya más cálidas ya más frías, Agate descompone las típicas formaciones circulares obteniendo una compleja trama gráfica, que establece con los fondos un vínculo basado en tenues referencias cromáticas y comunes fibras cristalinas. Magnificado tanto en sus medidas como en su estética, el cuarzo se convierte en protagonista del espacio habitado gracias a la majestuosidad de las grandes placas delgadas, que se vuelven aún más preciosas por el acabado brillante reflectante de la superficie cerámica.