La quinta forma de la luz
La primera forma de la luz es la fuente que la produce. La segunda es la forma intrínsecamente invisible de la luz. La tercera es la forma del objeto que la luz revela antes de tocarlo; la cuarta, la forma de la sombra. Por último, la quinta es la forma resultante del resto de formas, la que engloba además las sensaciones y experiencias que nos evoca el espacio al contemplarlas en su conjunto.
La ausencia en su presencia,
la presencia en su ausencia.
El orificio negro no refleja la luz, pero la luz de Nime encuentra la forma de escapar de él. La parte tangible desaparece en su interior y la intangible ilumina el objeto.
Pero Nime ofrece mucho más de lo que parece a primera vista: su abertura de tan solo 10 mm no es más que la fachada que oculta innumerables opciones de control del haz de luz. Desde la misma abertura y gracias a una ingeniosa óptica a medida, Nime permite dirigir el haz de luz en un rango de entre 20° y 50°, así como rotarlo hasta 355° e inclinarlo hasta 30°, sin que su aspecto cambie un ápice. Gracias a este truco de magia, Nime permite:
• Acentuar objetos en superficies verticales u horizontales, sin que la luminaria o la procedencia de la luz resulten físicamente aparentes.
• Iluminar objetos grandes o pequeños, aunque no estén alineados con la luminaria.
• Dirigir la luz exactamente donde se necesita, incluso en techos con pendiente.
• Crear círculos iguales de luz en techos bajos y más altos.