Arcillas puras aún incapaces de expresar su potencial. Manos que las amasan, las transforman dándoles función y propósito. Calor que calienta y fija la nueva naturaleza del material en una forma funcional. Rayclay encierra en sí un retorno a los orígenes, a la esencia de la cerámica.
Los matices de la tierra tostada por el sol se mezclan y la combinación de elementos nos da un material único con colores naturales. Matices cálidos y polvorientos envuelven naturalmente los suelos. La luz natural, desde el exterior, cubre los revestimientos con un suave resplandor, haciéndolos únicos e inimitables
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