Horizontes infinitos en los que cielo y tierra se funden, espejismos que poco a poco toman forma convirtiéndose en visiones sobrecogedoras. El prodigioso espectáculo de la naturaleza sin contaminar se adentra en los interiores cotidianos, haciendo que convivan inmensidad y esencialidad.
Suaves destellos de luz acarician las superficies, dibujando atmósferas cálidas y armoniosas que envuelven las estancias, capturando el alma de la sencillez.