Como en una sinestesia, la superficie cobra vida y se convierte en un relato multisensorial, que surge de un interesante vínculo con la materia orgánica.
Los gestos arcaicos se transforman y evolucionan a través de interpretaciones contemporáneas, sugiriendo infinitas posibilidades para los espacios del día a día. El proceso de transformación se sublima así en una propuesta absolutamente innovadora, que genera nuevas emociones y traza una dimensión atemporal.